sábado, 6 de julio de 2013

GASTO SOCIAL: SE CAE PROYECTO DE ESCUELAS DE TIEMPO COMPLETO


ESCRITO POR *CÉSAR PEÑA EL .
Uno de los principales puntos en el que se montó la Reforma Educativa emprendida por la administración federal, fue precisamente el proyecto de hacer de todas las instituciones de educación básica, Escuelas de Tiempo Completo, sin embargo, ante el reto que implicaba en infraestructura y recursos  la Secretaría de Educación Pública lo desechó tan pronto impuso la impugnada Reforma. Todavía peor, las escuelas de tiempo completo que ya existían, sólo un puñado quedarán bajo esta denominación y el resto, una aplastante mayoría, seguirán funcionando  como hasta ahora.
Los esquemas de estructuramiento transversal de la educación, que suponían una mayor efectividad para sacar al país del hoyo en que se encuentra a nivel mundial, consideraban, entre otras modificaciones, un aumento en las horas de estudio, idea que sólo se alcanzaría con el proyecto de Escuelas de Tiempo Completo, plan que venía funcionando muy escuetamente desde la administración del ex presidente Felipe Calderón.
En el proyecto presentado por el Gobierno de Enrique Peña Nieto a diputados y senadores y que fue cacareado como la gran panacea educativa que sacaría al país del atraso, se contemplaba efectivamente, iniciar con el proceso general de convertir todas las escuelas a este modelo, reflexionando que con más horas de estudio, habría un sensible incremento en el aprendizaje y por ende, mejores resultados.
Una de la dificultades inmediatas que encontraría este ambicioso proyecto, sería sin duda, la cuestión presupuestaria, pues implicaba contratar una plantilla mayor de docentes, algo que no resultaba acorde al proyecto de Reforma, centrado en suprimir plazas, quitar horas y dejar solamente al personal suficiente para que las escuelas puedan operar, ah, y con salarios raquíticos y bajo contratos temporales.
El proyecto, respecto al gasto actual, significa necesariamente que se tendrían que dar más horas a los profesores actuales para cubrir esas horas adicionales lo mismo que contratar a por lo menos a cuatro profesores más en escuelas pequeñas, que en las zonas rurales implicaría un aumento de la plantilla docente de cerca de 70 u 80 por ciento.
Para las zonas urbanas, el incremento del personal sería menor, tal vez de un 15 por ciento, pero la preocupación se centra, más que en ello, en la carencia de infraestructura para el desarrollo de los comedores, la cocina y el personal que los atendería durante las mañanas y tardes cuando los alumnos  permanecieran en las escuelas.
Es decir, hay un gran vacío que no se llena con voluntades ni buenas intenciones, sino con mucho trabajo y dinero. Aunque el reto se veía  tan complicado, ahora se perfila como insostenible cuando se trata de los comedores en los que los alumnos se alimentarían dejando fuera la comida chatarra y con un subsidio presuntamente estatal, que implica un gasto desmesurado de acuerdo al proyecto que llegó a las manos de las autoridades federales y que rechazaron totalmente.
Como cada escuela debería contar con su respectivo comedor, el problema es que no existe el espacio para ello en todas las instituciones, por lo que antes, debe ser construido. A la par, debe existir la cocina y por supuesto, dos cocineros que puedan preparar dos raciones diarias para los estudiantes.
Todo ello, visto de manera global, se hace inalcanzable para las autoridades, lo que implicaría sin duda, disparar el gasto educativo de manera significativa, casi en un 40 o 50 por ciento, algo que de acuerdo a los mensajes de las autoridades, no lo harán pese a su compromiso de mejorar el rubro tal y como se comprometieron desde su llegada a finales del año pasado.
Oficialmente la cancelación del proyecto se ha llevado con sigilo sin embargo,  representa un fracaso en términos de los ambiciosos proyectos que había para el Sistema Educativo Nacional. Pero más que un fracaso, hay quienes lo ven en realidad como la verdadera cara del proyecto de Reforma del Gobierno Federal, que no tenía ninguna intención de mejorar la educación, sino simplemente dejar todo en lo que en realidad fue: una Reforma netamente laboral.

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