INEE constitucional, ¿autonomía, para qué?
Miriam Sánchez Hernández*
El Instituto Nacional
para la Evaluación de la Educación (INEE) se creó en 2002, en la
administración panista de Vicente Fox, con la consideración de que en el
Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006
se propone hacer de la educación el gran proyecto nacionaly que el instituto contribuiría a tan loable, pero malograda aspiración.
Se creó como un organismo público descentralizado, de carácter
técnico, con personalidad jurídica y patrimonio propio. Su objetivo era
ofrecer a las autoridades educativas federales y locales, así como al sector privado, las herramientas idóneas para hacer la evaluación de los diferentes elementos que integran sus correspondientes sistemas educativos.
Diez años después, en 2012, Felipe Calderón emite el decreto por el
cual se modifica su estatus y a partir de esa fecha es un organismo
descentralizado, no sectorizado, con personalidad jurídica y patrimonio
propio que conserva su papel de órgano consultor. Es decir, pasa de ser
sectorizado a no sectorizado, lo que lo coloca en una posición similar a
Ifai, Conacyt o IMSS.
En la ceremonia en que Calderón hacía el anuncio, Elba Esther
Gordillo, quien le acompañaba, declaró que el sindicato, por medio de su
representación legislativa ha iniciado la gestión de una iniciativa de
ley para
elevar a rango constitucionalla creación de un organismo de evaluación autónomo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
El fundamento de tal decreto, tomado de la OCDE (2011), era que
“México debe concentrarse en las ‘tres E’ para implantar un sistema de
evaluación educativa más eficaz. Es necesario medir el éxito de los
esfuerzos educativos a partir de los resultados de aprendizaje de los
alumnos. Al mismo tiempo que se fortalezcan el sistema, será
indispensable contar con más herramientas de medición y evaluación”. Es
decir, lo principal era la eficacia, no la equidad ni la justicia.
En 2013, Peña Nieto da continuidad a las intenciones de la OCDE, que
en turno inició Fox y continuó Calderón y su aliada Gordillo, mediante
la modificación al artículo tercero, en el que se incluye la fracción IX
que dice que
El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación será un organismo público autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio. Corresponderá al instituto evaluar el desempeño y resultados del sistema educativo nacional en los niveles de preescolar, primaria, secundaria y media superior. Lo que lo dota de un estatus similar a Banxico, CNDH, IFE o Inegi.
El 30 de abril, el Senado entregó el nombramiento como integrantes de
la Junta de Gobierno del INEE a Eduardo Backhoff Escudero, Teresa
Bracho González, Gilberto Ramón Guevara Niebla, Margarita María Zorrilla
Fierro y Sylvia Irene Schmelkes del Valle.
Pero, ¿a quién le sirve el INEE constitucional? Veamos.
En primer lugar es evidente que la reforma educativa al artículo
tercero no es una iniciativa de Peña Nieto. Cambian los sexenios, los
partidos, los presidentes y los líderes sindicales. Permanecen las
directrices de la OCDE.
Ahora bien, ¿para qué elevarlo a rango consitucional? Ya como
organismo no sectorizado tenía una gran autonomía, era suficiente para
cumplir sus objetivos. De aquí surgen otras preguntas, ¿qué papel juega
la SEP?, pues la Ley General de Educación (LGE) no contempla que
organismos constitucionales formen parte del Sistema Educativo Nacional
(SEN). ¿Se modificará la ley y se incluirá en el SEN o su autonomía lo
colocará fuera de éste?
En cuanto a las responsabilidades, la misma ley dice que es
competencia exclusiva de las autoridades educativas federales evaluar el
SEN y fijar los lineamientos generales de la evaluación que las
autoridades educativas locales deban realizar (Art. 12 fr. XII y 29 de
la LGE). La SEP ha tenido tal responsabilidad, pues ha sido la autoridad
federal para tal fin, ¿el INEE será el organismo federal al que le
corresponda evaluar en lugar de la SEP? ¿Qué hará uno y otro frente a la
evaluación y cuál será la responsabilidad y la relación entre una
secretaría y un instituto constitucional? ¿La SEP podrá solicitar,
mandatar, rechazar, obedecer? Según la reforma del artículo tercero el
INEE no tendría que consultar a la SEP para firmar acuerdos y convenios
nacionales e internacionales. ¿Será la vía rápida de la OCDE para
implantar sus políticas sin la intermediación ni opinión de la SEP y del
SNTE?
Sobre la junta de gobierno que lo dirigirá, al menos tres de sus
miembros, precisamente los que tuvieron casi el voto unánime de los
senadores, sin ninguna opinión de la sociedad, han servido al gobierno
panista, a la OCDE y a Mexicanos Primero. Así, Margarita Zorrilla (94
votos), fue fundadora del INEE y directora general antes de la actual
reforma y miembro del consejo asesor de la OCDE sobre políticas de
evaluación e incentivos docentes en México, quien permanecerá por cinco
años. Silvia Schmelkes (92 votos) permanecerá en la junta por siete
años, de los cuales, los primeros cuatro fungirá como presidenta y podrá
relegirse. Ella tuvo cargos en la SEP durante las dos administraciones
panistas, ha tenido puestos de alta dirección en la OCDE y perteneció al
consejo académico de la organización privada auspiciada por los grandes
empresarios de México, Mexicanos Primero, que ha ridiculizado y
denostado a los maestros y orquestado un ejercicio de máxima violencia
al acosarlos mediáticamente y mentir a la sociedad. Backhoff (91 votos)
también ha sido asesor de esta organización empresarial. Él permanecerá
cinco años en la junta de gobierno del INEE. Sería interesante saber en
qué consistió la asesoría de ambos.
¿Cuáles son los criterios por los que los eligieron? No se sabe. Pero
es evidente que se busca la continuidad y el acatamiento de las
recomendaciones de la OCDE y del gran capital nacional. Y aunque
Schmelkes dice que su participación en esos organismos no la compromete,
sino que han sido espacios de aprendizaje, lo que preocupa no son sus
compromisos, sino sus aprendizajes y, sobre todo, sus convicciones.
Nace así, un instituto constitucional, paradójicamente, sin
autonomía, al servicio y dependiente de la OCDE y de Mexicanos Primero.
*UACM
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