miércoles, 12 de junio de 2013

ENLACE: La evaluación de aprendizajes llegó para quedarse | Fernado Ruiz*

Hace siete años se aplicó por primera vez la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares, mejor conocida por sus siglas como ENLACE. Desde entonces, en los espacios públicos se han hecho planteamientos sobre su utilidad, limitaciones e importancia. Considero oportuno sumarnos a esta reflexión sobre el reto que esto implica para la construcción de una nueva rectoría educativa.
Una de las principales contribuciones de esta pieza de política pública es que ha sido un medio fundamental para colocar en la opinión pública el debate sobre la calidad de la educación básica y educación media superior.
A lo largo de estos años, sus críticos han sido recurrentes en señalar sus limitaciones. Toda crítica es válida y un debate profundo e informado seguramente contribuirá a mejorarlo. Pero no debemos olvidar que ha sido un importante marco de referencia para impulsar y crear un sentido de urgencia respecto a la necesidad de generar los cambios educativos que México requiere. Su contribución en ese sentido ha sido enorme y hay que aplaudirlo y continuarlo. Más que pensar en desaparecerla debe fortalecerse y mejorarse. La experiencia inmediata nos brinda la oportunidad de identificar algunas áreas de oportunidad.
Hoy en día nos enfrentamos a la necesidad de construir una nueva arquitectura gubernamental que dé un nuevo impulso y coherencia a la intervención gubernamental. En este nuevo contexto se deben tomar decisiones para fortalecer la evaluación educativa. Sólo mencionaré algunos aspectos que considero importantes.
ENLACE es sólo un instrumento y por tanto es perfectible. Es absurdo pensar en ENLACE como un instrumento que mida todos los aspectos cuantificables del aprendizaje o que se amplíe para abarcar todos los factores que inciden en el aprendizaje de los alumnos. El primer caso conduce a una imagen poco útil para la intervención gubernamental y el segundo es el pretexto para diluir las responsabilidades.
Desde su primera aplicación el problema de la simulación ha estado presente y debe evitarse. De acuerdo a las autoridades educativas en 2006, el 5.06% de los alumnos de primaria y el 3.3% de los de secundaria copiaron durante su aplicación. Este problema se incrementó entre 2006 y 2010 y en el periodo 2011-2012 se mantuvo estable (5.4% y 4.4% respectivamente). Es falso que cada año se copia cada vez más aunque es indispensable actuar contra los elementos que inciden en este fenómeno.
Su aplicación es bloqueada de forma recurrente en varias entidades federativas. En 2012, de 1,721,961 alumnos de Guerrero, Oaxaca y Michoacán que deberían presentar el examen, solamente lo presentó el 13.6%, debido a los bloqueos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). En 2013 estimamos que en Oaxaca de los 584,112 alumnos que deberían evaluarse, sólo se les permitió hacerlo a 7,856 aproximadamente (1.3%). Es inadmisible que se siga permitiendo esta situación y no haya consecuencias por ello.
Próximamente los cambios en la regulación educativa serán una realidad y la evaluación de los aprendizajes en el aula deben ser una pieza clave de la nueva gobernabilidad del sistema educativo. La evaluación de aprendizajes llegó para quedarse. ENLACE puede o no continuar con la misma denominación, pero los ciudadanos exigimos el diseño de un instrumento más riguroso y útil para la rendición de cuentas a la ciudadanía, la identificación de oportunidades, la definición de metas educativas y la orientación de recursos.
No debemos desestimar los objetivos que dieron vida a ENLACE: ofrecer un diagnóstico público basado en los alumnos, involucrar a los padres de familia y contribuir a que las políticas públicas correspondan a información basada en el logro educativo.
Como hemos insistido, el derecho a la educación no implica únicamente el acceso a los servicios educativos, es fundamentalmente el derecho a aprender. De ahí la importancia por conocer los niveles de aprendizaje de nuestro niños en distintos dominios. Uno de los retos más importantes del nuevo Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se circunscribe en este ámbito. Ya basta de pensar sólo en el derecho de los adultos. Las recientes reformas constitucionales abren el espacio para el diseño de nuevos mandatos y esquemas organizacionales más comprometidos con la protección de los derechos de la niñez mexicana.

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